Daniel Fernandez Strauch tenía 26 años cuando subió al avión Fairchild Hiller de la Fuerza Aérea Uruguaya para responder a la invitación de su primo Eduardo Strauch y acompañar al equipo de Rugby Old Christians Club. Ese avión se estrelló en la cordillera de los Andes y dio lugar a la más dramática y extraordinaria historia de supervivencia de la que se tenga noticia. Cuarenta años más tarde, Daniel Fernandez Strauch (en las fotos, con Sergio, el arriero que los encontró, en 1973 y 2009, en Montevideo) recuerda la historia no para volver a contar lo que ya fue contado, sino para revisar la condición humana cuando conoce sus límites. La montaña es un refugio para testear los propios recursos, la profunda conciencia del prójimo, la escala de valores, la fortaleza espiritual, las miserias ocultas, el pesimismo, el optimismo, la capacidad de lucha, la fe en los otros. La vida aquí abajo -en el desierto espiritual, como lo llama el autor- nos presenta demasiadas distracciones y desvíos. Nos promete riquezas pasajeras, nos convierte en predadores, nos degrada. La montaña, aquella donde se ponen en juego nada menos que la vida y la muerte, es metáfora de una sociedad sin máscaras, que habla para decir, que elige vivir en comunidad, que acepta el dolor, valora el esfuerzo y sabe celebrar el presente. Un texto conmovedor, reflexivo, imprescindible.