En este Día Global del Viento que se celebra el 15 de junio, rendimos homenaje a un recurso único que ha ayudado al ser humano a desarrollarse como especie desde el principio de su existencia.
La importancia del viento en las actividades humanas y su interacción en la biodiversidad del planeta es más que vital, jugando un papel de suma importancia en la historia de la humanidad; polinizando las especies vegetales mediante el transporte de las semillas por el aire, asegurando la supervivencia de innumerables especies de plantas y, por ende, los animales que dependen de ellas.
El viento es indispensable para dar continuidad al ciclo hidrológico, desplazando las nubes y facilitando la distribución del agua a través de lluvias.
Durante siglos, los molinos de viento han sido la base de la economía en muchas comunidades agrícolas, que los utilizan para moler grano, bombear agua y realizar otras tareas mecánicas; también para la navegación, lo que permitió la exploración y descubrimiento de nuevas tierras.
En literatura, el viento a menudo se asocia con sueños de libertad, con el movimiento y lo desconocido, así como con la naturaleza efímera y cambiante de la mente y la realidad. El viento puede representar el poder del inconsciente, la influencia del destino o la fuerza de los deseos que impulsan los sueños.
Los sueños, al igual que el viento, al no estar sujetos a reglas pueden trascender la realidad; siendo una fuerza invisible pero poderosa, que nos puede llevar a lugares inesperados.
Compartimos algunos títulos relacionados con la celebración.
En estos dos relatos breves Escucha la canción del viento y Pinball 1973, Murakami marcan el inicio de su inconfundible estilo, en un ejercicio introspectivo como si el viento susurrara pensamientos al oído del lector. Con un tono de melancolía el viento se transforma en símbolo de la juventud perdida y del constante fluir de la vida.
Más conocido por sus novelas policíacas, Mankell ofrece en El hijo del viento una historia profundamente humana que transcurre entre África y Europa, donde el viento adquiere un doble significado: como fuerza natural que conecta continentes, pero también como metáfora del desarraigo y la identidad perdida. Una novela conmovedora.
Allende entrelaza en El viento conoce mi nombre dos historias de exilio separadas por el tiempo, y aquí el viento se convierte en testigo de la resiliencia, en una fuerza que arrastra, pero también acompaña.
Para quienes disfrutan del humor criollo y la oralidad rioplatense, Don Verídico ofrece un soplo de aire fresco con Lo que el viento regresó.
Con una escritura ágil y comprometida, en Contra viento & marea: historias de conquistas imposibles Lissardy ofrece relatos motivadores y verdaderos, de personas que desafiaron circunstancias adversas para lograr objetivos extraordinarios. Y donde el viento se transforma en resistencia
Para los peques tenemos Flores de viento donde el viento es un elemento natural y emocional, que guía los sentimientos de sus personajes y crea atmósferas cargadas de sensibilidad.
Esperamos que esta selección les haya interesado, y el viento los motive a dejarse llevar por las páginas de alguno de los títulos presentados.